martes, 3 de marzo de 2015

AJEDREZ Y PSICOLOGÍA




Históricamente el ajedrez ha sido utilizado como una herramienta de investigación por múltiples psicólogos. Uno de los primeros fue Sigmund Freud  cuando en 1913 afirmó que los pasos requeridos para dominar el juego de ajedrez eran similares a las técnicas psicoanalíticas.
En 1925, los psicólogos Djakow, Petrowski y Rudik estudiaron a los grandes maestros del ajedrez para definir cuáles eran los factores fundamentales del talento ajedrecístico. Las investigaciones determinaron que los grandes logros obtenidos dentro del ajedrez radicaban en la memoria visual excepcional, el poder combinatorio, la velocidad para calcular, el poder de concentración y el pensamiento lógico.
El ajedrez enseñado de una forma metodológica es un sistema de incentivo suficiente para acelerar el incremento del IQ en niños de ambos sexos de escuela primaria en cualquier nivel socio-económico. Resulta también aparente que este estudio mostró resultados muy interesantes con relación a la transferencia del pensamiento ajedrecístico a otras áreas de estudio. El psicólogo B.F. Skinner escribió: “No hay duda que este proyecto en su totalidad será considerado como uno de los experimentos grandiosos de este siglo para nuestra sociedad.”


Beneficios que brinda el jugar ajedrez

Está comprobado que jugar al ajedrez incrementa las habilidades intelectuales. Además mejora la capacidad de atención y concentración, incrementa las habilidades creativas y lógicas de razonamiento.
  • El mal de Alzheimer puede prevenirse con una intensa actividad intelectual. El jugar ajedrez, pude prevenir dicha enfermedad.
  • Es terapéutico en problemas sociales como la falta de autoestima, ocio improductivo…
  • Mejora las estructuras del pensamiento -ayuda a pensar asertivamente-, por medio de la explicación y razonamiento.
  • Mejora el pensamiento convergente (este se realiza cuando se busca una respuesta determinada o convencional).
  • Mejora el pensamiento divergente (mecanismo mental que interviene en la resolución de problemas que admiten varias soluciones, todas ellas válidas).
  • Ayuda en la resolución de problemas de tipo algorítmico y heurístico.

El error y sus causas

Las partidas de ajedrez son decididas por un error. El ajedrez es a menudo un juego cruel; la alegría del triunfo va acompañada por la amargura del fracaso y es fundamental asumir el mismo buscando en nosotros las causas. Este jugador por lo general termina atribuyendo su derrota al azar, pero en realidad siempre está vinculada a las complejas exigencias psicológicas que el ajedrez plantea a quienes lo practican. Los errores típicos más importantes se pueden dividir en dos grupos:

Grupo I: Incluimos aquí aquellos errores que son provocados en general por una insuficiente disciplina interna del ajedrecista.

1.-La pieza olvidada

El ajedrecista centra su atención en las piezas que toman parte directa en las amenazas y sus repercusiones. En cambio parece como si se borraran de lamente aquellas piezas situadas lejos del sector donde se desarrolla la lucha.

2.- La jugada natural

Los aficionados capturan o defienden mecánicamente piezas atacadas, olvidando que a veces estas respuestas no son nada ventajosas.

3.- El peligro del éxito

El deseo de retomar lo antes posible una partida ganada puede provocar un inesperado desastre. La ventaja obtenida tras un error se convierte en un estímulo psicológico negativo y el ajedrecista puede dejar escapar la victoria.

4.- La confusión de ideas

La inestabilidad de la atención se manifiesta cuando el pensamiento pasa de un punto a otro de la posición sin la continuidad lógica necesaria para llegar a una conclusión útil. Suele ocurrir que en determinadas posiciones puede escogerse entre dos planes distintos de juego, en tal caso no hay peor cosa que tratar de llevar a cabo ambos planes.  Por consiguiente, los planes se mezclan y se realizan desacertadamente.

Grupo II: En este grupo aparecen los errores vinculados más directamente a ciertas peculiaridades de la personalidad del jugador.

1.- Insuficiente flexibilidad del pensamiento

La práctica ajedrecística demuestra cada vez más la necesidad de un pensamiento elástico, capaz de adaptarse al rápido cambio de los acontecimientos que se presentan. La falta de flexibilidad en el pensamiento se expresa, por ejemplo, en el hecho de aferrarse a un sistema de apertura cuestionable o poco claro objetivamente, o en la aversión por asumir compromisos difíciles y por hacer concesiones perfectamente justificables

2.- El exceso de autoconfianza

Sobreestimar las propias posibilidades y subestimar las del adversario es un comportamiento psicológico erróneo que lleva a una valoración subjetiva y unilateral de la posición. Un exceso de autoconfianza puede hacernos olvidar los puntos de vistas del contrario.

3.- La inseguridad en las propias fuerzas

La subestimación de las posibilidades propias y la sobreestimación de las del adversario pueden llevarnos a una prematura capitulación psicológica.

4.- Error de estilo

Muchos ajedrecistas, al inclinarse hacia el pensamiento abstracto, desarrollan una tendencia patológica a evitar cualquier tipo de complicación, lo cual los lleva a subvalorar las posibilidades tácticas.

¿Por qué los niños deberían de aprender a jugar ajedrez?

El ajedrez ayuda no solo al desarrollo de las capacidades cognitivas sino que beneficia socialmente al niño, dándole madurez de carácter y contribuyendo rotundamente a mejorar su rendimiento escolar.


En algunos países el ajedrez está tomando protagonismo importante dentro de los currículos académicos, que utiliza el ajedrez como herramienta para el desarrollo del intelecto. La intención de los autores al tratar de implementar este programa, a través de las aulas, no es solamente que los niños aprendan el juego, sino fundamentalmente que aprendan a razonar, que el proceso lógico que aplican en el tablero, lo apliquen a otros aspectos de la vida.

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