Históricamente el ajedrez ha sido
utilizado como una herramienta de investigación por múltiples psicólogos. Uno
de los primeros fue Sigmund Freud cuando en 1913 afirmó que los
pasos requeridos para dominar el juego de ajedrez eran similares a las técnicas
psicoanalíticas.
En 1925, los psicólogos Djakow,
Petrowski y Rudik estudiaron a los grandes maestros del ajedrez para definir
cuáles eran los factores fundamentales del talento ajedrecístico. Las
investigaciones determinaron que los grandes logros obtenidos dentro del
ajedrez radicaban en la memoria visual excepcional,
el poder combinatorio, la velocidad para calcular, el poder
de concentración y el pensamiento lógico.
El ajedrez enseñado de una forma
metodológica es un sistema de incentivo suficiente para acelerar el
incremento del IQ en niños de ambos sexos de escuela primaria
en cualquier nivel socio-económico. Resulta también aparente que este estudio
mostró resultados muy interesantes con relación a la transferencia del
pensamiento ajedrecístico a otras áreas de estudio. El psicólogo B.F. Skinner
escribió: “No hay duda que este proyecto en su totalidad será
considerado como uno de los experimentos grandiosos de este siglo
para nuestra sociedad.”
Beneficios
que brinda el jugar ajedrez
Está comprobado que jugar al
ajedrez incrementa las habilidades intelectuales. Además mejora la
capacidad de atención y concentración, incrementa las habilidades creativas y
lógicas de razonamiento.
- El mal de Alzheimer puede prevenirse con una intensa actividad intelectual. El jugar ajedrez, pude prevenir dicha enfermedad.
- Es terapéutico en problemas sociales como la falta de autoestima, ocio improductivo…
- Mejora las estructuras del pensamiento -ayuda a pensar asertivamente-, por medio de la explicación y razonamiento.
- Mejora el pensamiento convergente (este se realiza cuando se busca una respuesta determinada o convencional).
- Mejora el pensamiento divergente (mecanismo mental que interviene en la resolución de problemas que admiten varias soluciones, todas ellas válidas).
- Ayuda en la resolución de problemas de tipo algorítmico y heurístico.
El error
y sus causas
Las partidas de ajedrez son
decididas por un error. El
ajedrez es a menudo un juego cruel; la alegría del triunfo va acompañada por la
amargura del fracaso y es fundamental asumir el mismo buscando en nosotros las
causas. Este jugador por lo general termina atribuyendo su derrota al azar,
pero en realidad siempre está vinculada a las complejas exigencias psicológicas
que el ajedrez plantea a quienes lo practican. Los errores típicos más importantes se pueden dividir en dos
grupos:
Grupo I: Incluimos aquí aquellos errores que
son provocados en general por una insuficiente disciplina interna
del ajedrecista.
1.-La pieza olvidada
El ajedrecista centra su atención
en las piezas que toman parte directa en las amenazas y sus repercusiones. En
cambio parece como si se borraran de lamente aquellas piezas situadas lejos del sector donde se
desarrolla la lucha.
2.- La jugada natural
Los aficionados capturan o
defienden mecánicamente piezas atacadas, olvidando que a veces estas respuestas
no son nada ventajosas.
3.- El peligro del éxito
El deseo de retomar lo antes
posible una partida ganada puede provocar un inesperado desastre. La ventaja
obtenida tras un error se convierte en un estímulo psicológico negativo y el
ajedrecista puede dejar escapar la victoria.
4.- La confusión de ideas
La inestabilidad de la atención se
manifiesta cuando el pensamiento pasa de un punto a otro de la posición sin la
continuidad lógica necesaria para llegar a una conclusión útil. Suele ocurrir
que en determinadas posiciones puede escogerse entre dos planes distintos de
juego, en tal caso no hay peor cosa que tratar de llevar a cabo ambos
planes. Por consiguiente, los planes se mezclan y se realizan
desacertadamente.
Grupo
II: En este grupo aparecen los errores
vinculados más directamente a ciertas peculiaridades de la personalidad del
jugador.
1.- Insuficiente flexibilidad del
pensamiento
La práctica ajedrecística
demuestra cada vez más la necesidad de un pensamiento elástico, capaz de adaptarse
al rápido cambio de los acontecimientos que se presentan. La falta de
flexibilidad en el pensamiento se expresa, por ejemplo, en el hecho de
aferrarse a un sistema de apertura cuestionable o poco claro objetivamente, o
en la aversión por asumir compromisos difíciles y por hacer concesiones
perfectamente justificables
2.- El exceso de autoconfianza
Sobreestimar las propias
posibilidades y subestimar las del adversario es un comportamiento psicológico
erróneo que lleva a una valoración subjetiva y unilateral de la posición. Un
exceso de autoconfianza puede hacernos olvidar los puntos de vistas del
contrario.
3.- La inseguridad en las propias
fuerzas
La subestimación de las
posibilidades propias y la sobreestimación de las del adversario pueden llevarnos
a una prematura capitulación psicológica.
4.- Error de estilo
Muchos ajedrecistas, al inclinarse
hacia el pensamiento abstracto, desarrollan una tendencia patológica a evitar
cualquier tipo de complicación, lo cual los lleva a subvalorar las posibilidades
tácticas.
¿Por qué
los niños deberían de aprender a jugar ajedrez?
El ajedrez ayuda no solo al
desarrollo de las capacidades cognitivas sino que beneficia socialmente al
niño, dándole madurez de carácter y contribuyendo rotundamente a
mejorar su rendimiento escolar.
En algunos países el ajedrez está tomando protagonismo importante dentro de los currículos académicos, que utiliza el ajedrez como herramienta para el desarrollo del
intelecto. La intención de los autores al tratar de implementar este programa,
a través de las aulas, no es solamente que los niños aprendan el juego, sino
fundamentalmente que aprendan a razonar, que el proceso lógico que
aplican en el tablero, lo apliquen a otros aspectos de la vida.
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